Con un crecimiento sostenido en los últimos quince meses, la expansión del crédito bancario ha sido uno de los motores de la recuperación económica. Y si bien esa tendencia positiva no se detiene, en la City detectan que comienzan a aparecer luces amarillas. Por el lado del financiamiento a las familias, el crecimiento de los préstamos fue menor el mes pasado que en los últimos seis meses. La falta de actualización de los salarios y el incremento de la mora, minan el poder de endeudarse de los hogares.
«Julio confirma una tendencia que se acentuó en los últimos meses: el financiamiento al consumo se está desacelerando, posiblemente por estar cerca de alcanzar un límite«, destacaron en la consultora LCG.
A nivel general, el stock de préstamos al sector privado aumentó en julio 3,7% por encima de la inflación. «Si bien es un incremento importante, se encuentra por debajo de lo mostrado en 2024. El incremento interanual se desaceleró: 83% versus 100% real en los seis meses previos», destacaron.
Los préstamos a empresas y los créditos de garantía real motorizaron el crecimiento, aunque el financiamiento a hogares comenzó a rezagarse. Los créditos comerciales a empresas crecieron 4,4% en términos reales durante julio respecto al mes anterior.
En tanto, los préstamos hipotecarios y prendarios aumentaron en conjunto un 6,4% en el último mes y muestran ratios de crecimiento de tres dígitos en el año.
En junio, los préstamos hipotecarios, incluidos los ajustables por inflación/UVA, subieron en términos nominales un 12,3% mensual, el saldo llegó a $ 4,3 billones para el total acumulado. El dato es alentador: esta línea logró multiplicarse por seis.
«La estabilidad de los índices de precios que impactan sobre la actualización de las cuotas, hace que el público mantenga el interés en esta línea y su crecimiento se mantenga firme y con un sostenido incremento nominal mes a mes, lo cual nos da cuenta del dinamismo del sector y su potencial de crecimiento futuro», dijo Gustavo Barbero, de First Capital Group.
En tanto, los préstamos prendarios crecieron 1,7% en términos reales, mucho menos que en meses anteriores. «Sigue en declive el crecimiento de estas operaciones, sin duda influenciadas por el incremento del costo financiero, pero también por el acortamiento de los plazos. Ambos factores le ponen un límite al monto prestable y hacen más difícil el crecimiento de la cartera», sumó Barbero.
Antes de la suba de tasas que se dio durante julio, los bancos ya encontraban ciertos límites para la expansión del crédito en los hogares: el peso de las deudas y las cuotas en el salario.
«La ralentización del financiamiento al consumo viene acompañada de la suba en la tasa de morosidad, principalmente de las familias (saltó a 4,5% en mayo cuando promediaba 2,9% en los 6 meses previos). El aumento de esta tasa se explica por el mayor peso de los préstamos al consumo en los salarios», señalaron en LCG.
«La mora subió, pero creemos que va a estabilizarse en 4%. Es un número significativo, pero también está en línea con el promedio de la región», comentó en diálogo con Clarín el CEO de uno de los principales bancos del pais.
«Creemos que hace falta una mayor educación financiera para que las familias puedan planificar sus compromisos financieros. Las tasas reales seguirán siendo positivas y eso requiere acostumbrarse a que las cuotas se dejaran de licuar y el costo financiero pesa«, sumó.
El efecto de la desinflación
Si bien la disparada de las tasas del mes pasado aún no impactó en el costo de refinanciar los resúmenes, el crecimiento del costo del dinero golpeará la expansión del crédito en los próximos meses. «Sobre este sector, el incremento de tasas llega con mayor lentitud, pues debe ser comunicado en el resumen anterior a su vigencia y, en general, las entidades emisoras tratan de mantener la estabilidad en las tasas de financiamiento del parque de tarjetas», sumó Barbero.
El efecto de la «desinflación» de todas formas afecta la capacidad de pago de muchas familias. «En los últimos quince años tanto el consumidor como las empresas tomaban créditos con la siguiente regla heurística: ¿puedo pagar la cuota? Y para tomar esa decisión, miraba la primera cuota, con la certeza que para cuando ya llegaba la tercera, el peso se licuaba», comentó este miércoles en una entrevista radial el economista Emmanuel Alvarez Agis. «Las cuotas eran fijas y los sueldos subían entre 2% y 3% al mes. Ahora no se pueden subir los precios, las tasas están muy por encima de la inflación».
«El único motor que tenía la economía, se está empezando a apagar», redondeó el economista de PXQ.
«Las mayores tasas, debido a una defectuosa gestión pública de la liquidez del sistema y mayores expectativas de depreciación, agravan la situación», advirtieron en LCG. «Con las mayores tasas convalidadas, así como por un salario que no termina de despegar, esperamos que el financiamiento al consumo y más específicamente a las familias siga desacelerándose», añadieron.