La reacción de los mercados financieros siguió siendo de puro festejo luego del encuentro entre el presidente Javier Milei y su par estadounidense Donald Trump en Nueva York. El dólar siguió en baja, volvió a caer el riesgo país para ubicarse cerca de perforar los 1000 puntos, mientras que rebotaron fuerte el precio de los bonos y acciones. Detrás de esta euforia se multiplican las dudas sobre los costos de este auxilio y los condicionamientos que podría implicar para la política económica local. En el equipo económico vuelven a apostar por el regreso de la bicicleta financiera y un nuevo ciclo de mega apreciación cambiaria para frenar la inflación.
El dólar mayorista retrocedió hasta los 1369 pesos, en su más bajo nivel después de las elecciones de la provincia de Buenos Aires. En el mercado de futuros, los contratos cayeron hasta 5,7 por ciento, con operadores que ahora descuentan un tipo de cambio mayorista de 1364 para fin de septiembre y de 1502 en diciembre, levemente por encima del techo actual de la banda. En total, se negociaron 1904 millones de dólares, con una fuerte volatilidad pero sin intervención del BCRA.
En el segmento minorista, la divisa cerró a 1391,95 pesos en promedio y a 1385 pesos en el Banco Nación. El blue se desplomó 65 pesos hasta los 1410 pesos, mientras que el MEP bajó a 1405,02 pesos y el CCL a 1415,72 pesos. La brecha con el oficial se redujo a apenas 2,6 por ciento y 3,4 por ciento.
El respaldo político de Trump y la expectativa de un salvataje financiero del Tesoro estadounidense se tradujeron en un salto de hasta 7 por ciento en los bonos soberanos. El Bonar 2029 subió 6,8 por ciento, el Bonar 2030, 6,3 por ciento y el Global 2029, un 6,1. Con este repunte, el riesgo país cayó 6,1 por ciento a 1023 puntos básicos, y por algunos minutos llegó a perforar el umbral simbólico de los 1000.
El S&P Merval, en tanto, avanzó 0,2 por ciento en pesos y 2 por ciento en dólares, acercándose a los 1300 puntos. Entre las líderes se destacaron Metrogas (+12,2 por ciento), BYMA (+8 por ciento) y Transener (+6,9 por ciento). En Wall Street, los ADRs operaron dispares, con subas de Edenor (+2,6 por ciento), Banco BBVA (+2,4 por ciento) e YPF (+2 por ciento), mientras que otros papeles cerraron en baja.
La mejora se explica en buena medida por la foto política. Trump elogió a Milei, afirmó que «ha demostrado ser un líder verdaderamente fantástico» y le dio un espaldarazo explícito de cara a su reelección. El apoyo no se limita al discurso. Fuentes en Washington confirmaron que el Tesoro estadounidense trabaja en un esquema de asistencia que incluiría un swap de monedas, compras directas de divisas y eventualmente de deuda argentina. Para los mercados esto equivaldría a poner en marcha toda la bateria de Estados Unidos como prestamista de última instancia.
Como complemento, el Banco Mundial anunció que acelerará un paquete de asistencia de hasta 4000 millones de dólares, destinado a sectores clave como minería, energía, turismo y financiamiento a pymes. Este apoyo se enmarca en un programa mayor de 12.000 millones de dólares y fue presentado por el ministro de Economía, Luis Caputo, como una señal de confianza en el rumbo de las reformas.
El costo de la euforia
Más allá de la celebración de corto plazo, los analistas advierten sobre los riesgos de esta estrategia. Argentina enfrenta vencimientos de deuda por 27.500 millones de dólares hasta fines de 2026, con picos de 4.000 millones en enero y 4.500 millones en julio del próximo año. El auxilio de Washington y del Banco Mundial servirá para cubrir esas obligaciones inmediatas, pero al costo de profundizar la dependencia financiera y política con Estados Unidos.
El recorte temporal de retenciones a granos y carnes busca acelerar la liquidación de divisas, pero a la vez erosiona la recaudación en 0,15 puntos del PBI y anticipa dólares que mañana ya no ingresarán en las liquidaciones. Por su parte, la baja del riesgo país y la mejora en bonos y acciones abren la puerta a un regreso de la bicicleta financiera, con capitales especulativos dispuestos a aprovechar la calma cambiaria y las tasas altas en pesos.
El mercado festeja con una mirada cortoplacista que el dólar cae, los bonos y acciones suben, y el riesgo país se acomoda. Pero la pregunta de fondo sigue siendo la misma: cuánto durará la euforia y qué margen real tiene el Gobierno para transformar este auxilio en un sendero sostenible de acumulación de reservas, inversión y crecimiento, sin quedar atrapado en un nuevo ciclo de volatilidad.