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Alfredo Cornejo: «No comprendo a los radicales que quieren que a Milei le vaya mal; la otra alternativa es Cristina»

-¿Cómo analiza la semana que pasó, con la media sanción de la Ley Bases?

-Creo que la aprobación en Diputados resultó un buen punto de encuentro, con más de 140 votos en general. El oficialismo cedió cosas, la oposición cedió otras. Eso le da fortaleza al Gobierno, que lo tiene que valorar como tal. Tiene la obligación de mirar mucho más allá de sus dogmas y la oposición de ser responsable y no entorpecer. El presidente y su equipo cuentan con una legitimidad de origen, que es el apoyo muy contundente que tuvieron en el balotaje. La ciudadanía apoyó un programa, no muy detallado, pero sí con trazos gruesos. En ese andarivel se debe manejar la oposición: facilitar y buscar consensos.

-¿Alcanza con las reformas que se proponen en la ley? ¿O hacen falta más?

-Hay una ventana de oportunidad que aprovechar. No hay que esperar tres años para hacer estas reformas. Para que crezcamos como país necesitamos que salgan por ley. Las fiscales tienen que ver con la simplificación de impuestos y la eliminación de otros, y con cambios en impuestos patrimoniales que son irrisorios, regresivos proporcionalmente, porque los pobres terminan pagando más que los ricos. Después hay otra relación, entre provincias y Nación, difícil de ordenar, pero que tiene que apuntar a lograr mayores incentivos para el sector privado y un gasto público eficiente.

-Parece tener coincidencias con algunos lineamientos del gobierno de Milei, pero a la vez lo denomina dogmático. ¿Le gustaría que el presidente tuviera una actitud de menos choque y más constructiva?

-No personalizaría en Milei lo dogmático. Hay una parte, en lo que tiene que ver con empatizar con la ciudadanía, que a mí no me gusta cómo se encara, que es la simplificación de los problemas que tenemos. Porque eso deriva en nuevas frustraciones una vez que se elimina ese problema. Las soluciones a veces son más complejas. Por ejemplo, no me gusta que se diga que aplicar un impuesto es «ilegal». ¿Cómo financiariamos funciones básicas del Estado sin ese recurso? Eso no implica que no coincida totalmente con el Gobierno en que la carga impositiva es insoportable y que el gasto público es obsceno. Pero de ahí a que no deban existir impuesto, no pienso así. Por eso insisto en que los patrimoniales deberían tener un peso mayor y los de consumo un peso menor. Los países liberales desarrollados van hacia esos lugares. Respecto a la actitud del presidente, en el trato personal es una persona inteligente, que comprende perfectamente los problemas y ha llegado ahi por su talento. Siempre ha sido muy respetuoso conmigo cada que vez que conversamos.

-A excepción de los de corte kirchnerista, ¿hay una comunión general lograda entre el Gobierno con los gobernadores peronistas y los de Juntos por el Cambio?

-Hay muchos gobernadores que coinciden en líneas generales con algunas iniciativas del Gobierno, yo asumiría que la mayoría está más en la línea del centro desde lo ideológico. Pero hay un grupo que añora que vuelva un gobienro más populista desde lo económico, que espera que eso suceda. Quizás el gobernador de la provincia de Buenos Aires -Axel Kicillof- sea el arquetipo de esa idea de un Estado omnipresente en el manejo de la economía.

-El Pacto de Mayo que propone Milei, entonces, debería tener más avales que rechazos.

-Yo creo que sí. El Pacto de Mayo dice cosas bastante elementales en un pais que se ha ido a los márgenes innecesariamente. Traerlo a lo razonable me parece un acierto del Gobierno nacional.

-Usted dice que el diálogo es bueno con el Gobierno, pero Mendoza tiene un frente judicial abierto contra el Ejecutivo. ¿Cómo lo explica?

-Nosotros fuimos a la Corte Suprema por Ganancias, junto a Corrientes, pero recurrimos la decisión que tomó el Ejecutivo anterior, no éste. También estamos reclamando la quita de los subdisios al transporte, que sí decidió este gobierno. Estamos siguiendo esos temas, por supuesto.

Cara a cara con el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.Cara a cara con el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.-¿Qué análisis hace de la relación institucional entre el Gobierno y la Corte Suprema de Justicia?

-Es confusa la posición del Gobierno nacional con respecto a al Corte Suprema. Yo creo que esta Corte es independiente, que le ha puesto freno al kirchnerismo, que ha tenido un buen papel en todo ese proceso. Hay que cuidarla. Todas estas modificaciones de integrantes que se proponen está bien que se cubran, pero sería muy importante que no cambie la orientación que ha tenido el tribunal, que fue independiente del poder político.

-¿Cuál es su opinión respecto a la candidatura de un juez federal como Ariel Lijo, que genera polémica?

-Siempre en la elección de un juez de la Corte se ponderan más algunas características por encima de otras. Algunos imaginan que es mejor elegirlo dentro de la academia y otros en la propia carrera judicial. Pero creo que hay que buscar equilibrio entre esas dos. Por un lado, que el juez que se elija tenga prestigio académico, que sea solvente y que tenga un conocimiento de la ejecución de las funciones judiciales. En el caso particular de Lijo, solo conozco lo que trasciende periodísticamente, pero no tengo una posición fijada. Lo vamos a comentar dentro de Juntos por el Cambio en algún momento, porque es un tema en el que vamos a tener que fijar una postura.

-¿Qué es hoy Juntos por el Cambio? ¿Sigue existiendo como la coalición que fue oficialismo y oposición en los útimos ocho años?

-Es una buena pregunta, difícil de explicarla por sí o por no. Yo diría que Juntos por el Cambio es el radicalismo junto al PRO, más algunos partidos menores que también la integran. Una coalición que convivió durante ocho años, con tensiones, es cierto, pero que aguantó junta, cuatro siendo Gobierno y cuatro siendo oposición. No se desarma una coalición tan fácil. Yo creo que estaba más enclenque en 2016 que como estuvo en 2021 o 2022, en la pandemia. Tuvimos equipos técnicos trabajando juntos, bajo una comunión de ideas bastante profunda entre los dos partidos. Ahora el PRO ha optado comprometerse con algunas funciones ejecutivas, pero pasa lo mismo con Luis Petri, que es radical mendocino y es parte del Gobierno. Eso no compromete ni al PRO ni al radicalismo, no hay una coalición de gobierno. Sólo ideas en común, de apoyo hacia esta gestión. Tengamos en cuenta que las ideas de Sturzenegger las estaba preparando para Bullrich y que las de Toto Caputo eran parte de la campaña de Larreta. Yo veo bastante razonable que Juntos por el Cambio apoye una línea de este Gobierno, escaparle a ese debate es hipócrita. Si bien ya no hay reuniones de mesa, sí las hay de interbloque, donde hemos trabajado con otro socio de la coalición como es Miguel Pichetto. Juntos por el Cambio no existe en la formalidad, pero sí existe un programa común que se vino aplicando en estos últimos ocho o nueve años y que va a ser la vertiente electoral para lo que viene.

-Pero se habla de un posible acuerdo electoral hacia 2025 entre La Libertad Avanza y el PRO. Ese escenario obligaría a la UCR a jugar por afuera. ¿O no?

-Me parece que el hecho de que Mauricio Macri presida el PRO lo hace un partido todavía más firme, porque él es uno de los líderes naturales de ese espacio. Aventurar cómo vamos a encarar las elecciones del ’25 y del ’27 en este momento de transición de un régimen económico centrado en el Estado a un régimen centrado en los mercados es adelantarse demasiado.

-En 2023 los dos candidatos a presidente en las PASO de Juntos por el Cambio fueron del PRO. ¿Eso le quita responsabilidad al radicalismo de esa derrota electoral?

-Si bien yo creo que tenemos una menor responsabilidad respecto a las derrotas electorales, también pienso que al radicalismo le iría bastante mal por fuera de esa coalición. En las dos fórmulas hubo candidatos a vicepresidente radicales (Luis Petri y Gerardo Morales). El radicalismo se compenetró, no es que se desvinculó y no tuvo ninguna responsabilidad en la construcción del espacio.

-¿Hoy cómo está la interna radical?

-Creo que hay dos posiciones. Una que mira hacia adentro del partido queriendo afirmar una identidad, pero sin importarle mucho qué demanda y qué votó la sociedad. Y hay otra facción, mayoritaria, que comulga con el simpatizante radical, que tuvo en el balotaje una posición unívoca, no ambigua, que fue votar en contra de (Sergio) Massa. El simpatizante radical quiere que a este gobierno, y al país, le vaya bien porque cree en los grandes lineamientos que propone. Estamos quienes queremos que no se pierdan otros cuatro años más y por eso queremos darle herramientas al gobierno nacional.

-¿Y su relación con Gerardo Morales cómo es? Representan dos miradas diferentes dentro de la UCR.

-Gerardo ha tomado distancia de la actividad partidaria propiamente dicha. No estoy en contacto con él, pero le tengo mucho respeto, y lo mantengo inalterable, tanto como dirigente como por su rol de gobernador de jujuy durante ocho años. Creo que fue muy buena su gestión, en un contexto que era muy malo para Jujuy.

-El kirchnerismo es la segunda fuerza del país, de acuerdo al balotaje. ¿Hay lugar para el resto?

-El kirchnerismo está liderando el peronismo, no está escondido, tiene mucha más influencia. No se percibe que nadie de ellos esté buscando otra opcion salvo los que ya estaban afuera del partido, como los peronistas cordobeses. Pero del resto, nadie está sacando los pies del plato. Lidera Cristina, si la Ley Bases no sale en el Senado va a ser porque la frena Cristina. En Diputados también pasa lo mismo. Por eso no comprendo a los radicales que quieren que a Milei le vaya mal y creen que la alternativa podemos ser nosotros. Ese lugar hoy lo ocupa el kirchnerismo, con Cristina como líder. Si hubiese una variante del peronismo más de centro, sería diferente, pero así ese escenario se restringe.

-Entonces la polarización sigue, pero entre Milei y Cristina, con Juntos por el Cambio afuera.

-Yo lo veo así. En la medida en que el peronismo no kirchnerista no fuerce una discusion ideológica y en la medida en la que Juntos por el Cambio no se reestructure como una coalición de centro, se va a polarizar entre ellos dos. Y eso no es bueno para nuestra coalición.

«Si los partidos tradicionales no leen correctamente a la sociedad, pueden tener tendencia a desaparecer»

Cara a cara con el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.Cara a cara con el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.Alfredo Cornejo inició en diciembre su segundo mandato como gobernador de Mendoza, después del que completó entre 2015 y 2019. En una provincia donde sólo se permite un período al frente del Ejecutivo, celebra la alternancia que ha tenido desde el regreso de la democracia. «Hemos tenido cinco gobernadores radicales y cinco gobernadores peronistas», comenta, y se jacta de haber sido el único que repitió en el cargo.

La reflexión respecto a que los dos partidos más tradicionales del país se hayan repartido el poder en los últimos 41 años apunta a que no siempre Mendoza fue administrada por la UCR, que ha logrado una hegemonía en la última década, reflejada en las urnas a nivel provincial. Pero también a que el kirchnerismo ha erosionado toda candidatura del PJ en los últimos años, con performances electorales subterráneas en términos de votos.

«El kirchnerismo plantea que toda Mendoza es gorila y que por eso pierde en la provincia. Con esa lógica defiende las derrotas que tiene en Buenos Aires», afirma el ex senador nacional, que en el último comicio mendocino sorteó primero una interna con Luis Petri y en las generales terminó imponiéndose sobre Omar de Marchi, el ex diputado del PRO, hoy funcionario del mileísmo, que compitió por afuera y representó a la segunda fuerza local en esa elección.

Entre Cornejo y De Marchi sacaron el 69% de los votos en las generales para la gobernación, casi el mismo porcentaje que el 71% que logró Javier Milei en el balotaje. Cinco meses después del inicio del mandato de ambos, el mendocino asegura que el nivel de aprobación de su gobernación, como el de la presidencia de Milei, mantienen números muy elevados. Y no se desentiende de lo que puede pasar en futuros comicios, consultado sobre si el peso propio de Milei puede derivar en 2027 en un inédito triunfo libertario.

«Nadie tiene la elección ganada. ni el radicalismo mendocino ni nadie», dice, pero le suelta un palo indirecta mediante a De Marchi. «Hay candidatos que se han presentado cinco veces y han perdido las cinco. No hay actores nuevos en el sistema político mendocino a partir de la irrupción de Milei», sostiene. Para Cornejo, no obstante, «si los partidos tradicionales no leen correctamente a la sociedad en este momento de giro del rumbo económico, pueden tener tendencia a desaparecer o quedar como minorías testimoniales».

Cornejo describe a Mendoza como una provincia próspera pero que está atada a los vaivenes de la macroeconomía argentina. «La morfología económica de Mendoza es de una provincia sin empresas grandes, con Pymes, muy diversa. No tiene minería metalífera, pero tiene casi todas las actividades que tiene la Argentina: empresas productoras de alimentos, de bebidas, agrícolas-ganaderas, de energía. Esa pluralidad la tienen pocas provincias argentinas. Pero Mendoza no tiene comodities, lo que la hace depender de la macro», reflexiona.

Y agrega, haciendo un repaso histórico reciente: «Cuando el tipo de cambio ha estado alto, bien, Mendoza crece respecto al resto de la Nación; cuando está retrasado, Mendoza decrece. He visto muy malos gobernadores a los que les han tocado épocas de crecimiento y la pasaron bomba, y he visto buenos gobernadores a los que les ha tocado administrar la provincia en tiempos de recesión económica».

Sobre la coyuntura actual, cuenta: «No estamos ajenos al ajuste de la macroeconomía. Por el lado fiscal se ha caído la recaudación, como a la Nación, pero más a las provincias. Los grandes impuestos que han crecido se los quedó la Nación, y los coparticipables tienen una dificultad enorme. Hay una caída fuerte, pero desde lo económico se ve incipientemente que hay actividades transables que se han visto beneficiadas. Van cuatro meses, pero creo que la orientación del país es la correcta en general».

Itinerario

Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza. Foto: Noel Smart.Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza. Foto: Noel Smart.Alfredo Cornejo nació el 20 de marzo de 1962 en Villa Eugenio Bustos, departamento de San Carlos, en la provincia de Mendoza. Se licenció en Ciencias Políticas y Administración Pública en 1990, en la Universidad de Cuyo, y lleva 25 años trabajando activamente dentro de la política provincial y nacional, desde la Unión Cívica Radical. En 1999 se desempeñó como secretario de Gobierno del intendente de Godoy Cruz, César Biffi, y tres años después fue elegido senador provincial. Estuvo al frente de los ministerios de Gobierno y de Justicia y Seguridad durante la administración de Julio Cobos, de 2003 a 2005, año en el que asume como diputado nacional por Mendoza. En 2007 renuncia a su banca para asumir la intendencia de Godoy Cruz, tras ganar las elecciones comunales, cargo que ocupa hasta 2015, cuando llega a la gobernación por primera vez. Sin chance constitucional de reelección, en 2019 pasa a ser diputado, en 2021 senador, y el año pasado retorna a la gobernación tras ser electo con el 39,5% de los votos.

Al toque

Un desafío: Me encantaría ver que la Argentina tenga un Estado inteligente.

Un sueño: Que Mendoza esté inserta dentro de un país desarrollado.

Un proyecto: Viajar por el mundo, pero sin apuros.

Un líder: Leandro Alem.

Un prócer: José de San Martín.

Un recuerdo de la infancia: Ir a ver fútbol con mi padre, en el Mundial ’78 en Mendoza.

Una sociedad que admire: La española y la argentina, veo en ellas mucha resiliencia.

Una comida: Milanesas al horno.

Una bebida: Vino tinto, me gustan mucho los Blend.

Un libro: Breve historia sobre casi todo, de Bill Bryson.

Una película: El secreto de sus ojos.

Una serie: El cuento de la criada.

Un placer: Disfruto jugar al fútbol y al padel, me deprimiría mucho no poder hacerlo.

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