“Es imposible que la gente vea a Milei como a un político más. No hay chance”. La definición pertenece a uno de los integrantes de la mesa chica del Presidente, que está convencido de que el mandatario no perderá su activo más preciado –ser percibido como un outsider– por ordenar a sus principales delegados que negociaran con la CGT, legisladores y gobernadores.
En la Casa Rosada aseguran que la media sanción de la Ley de Bases no horadará el capital intangible del jefe de Estado que en dos años cambió los paneles de televisión por el sillón de Rivadavia. “El Presidente ya dijo que todos son bienvenidos a las fuerzas del cielo y que hay tabula rasa para los que quieran colaborar”, aseguran.
Los estrategas de la campaña que depositaron a Milei en el Poder Ejecutivo no temen que el Presidente pueda convertirse en un integrante más de «la casta» por consensuar con los máximos referentes del sistema institucional.
En la narrativa y lógica libertaria, el Presidente siempre gana. Santiago Caputo, formado en los equipos de Jaime Durán Barba, tampoco les teme a los pactos de superestructura que el gurú de Mauricio Macri siempre bregaba que el PRO esquivara, aunque desaconseja -por ahora- una fusión entre el partido amarillo y LLA.
En la oposición más afín a la causa mileísta dudan del éxito inmediato de la ley Bases, cuya suerte en el Senado es incierta. Diputados que hablan seguido con Milei señalan que nada cambiará en el corto plazo y el Gobierno ya no podrá esgrimir que no tiene las herramientas que tanto reclamaba por culpa de “la casta”.
En el círculo íntimo del Presidente rechazan esas tesis con el argumento de que el mandatario ya advirtió que no necesita la ley ómnibus para sanear las cuentas del país. De todos modos, conceden que la recuperación será más rápida si cuentan con los resortes legales para favorecer las inversiones. “Es una ley que sobre todo beneficia a las provincias”, insisten. El Presidente festejó en X la media sanción en la Cámara baja.
Por las dudas, casi al mismo tiempo que el oficialismo lograba acordar con opositores en el Congreso, el poder del Estado que el Presidente calificó como un “nido de ratas”, Milei anunció que insistirá con su paquete de “leyes anticasta” justo después del Pacto de Mayo.
El temor de Macri y Alberto
Los equipos de comunicación de Macri y de Alberto Fernández siempre temieron la distancia que provocaba el proceso de transformación del candidato presidencial al de presidente en ejercicio. La solemnidad de los actos, la seguridad, el ceremonial y el protocolo y la agenda suelen alejar a los políticos con responsabilidad institucional de su electorado.
Por eso, los entonces presidentes invertían onerosas sumas en consultoría para achicar esa brecha. Para eso servían los encuentros “mano a mano” que recomendaban Durán Barba o el catalán Antoni Gutiérrez Rubí a sus respectivos clientes, que escenificaban una intimidad al visitar a ciudadanos de a pie en sus casas, que después se proyectaba en redes.
Milei, por ahora, persigue otra lógica, aún en el terreno virtual que tanto lo apasiona. Durante los primeros seis meses de su gestión no se mostró prácticamente en otras locaciones que no fueran su despacho en la Casa Rosada. Siempre, con los pulgares arriba y con campera de cuero, lo más lejos posible lejos del estereotipo de un político. Apenas hizo dos visitas fugaces a provincias -Tierra del Fuego y Corrientes- y no parece tener urgencias para cambiar.
Victoria Villarruel, en cambio, espera los primeros signos de recuperación económica para recorrer el país y visitar de algunas de las fiestas populares de las que se mofaron en Casa Rosada para exhibir el supuesto despilfarro de los gobernadores. La compañera de fórmula de Milei estuvo el viernes en San Luis y, antes, había visitado Salta y Catamarca.
El Presidente recurrirá al Luna Park -otrora templo peronista y unidad de medida de la vieja política- para presentar su nuevo libro (que no pudo, quiso o se animó a llevar a la Feria del Libro) y para mantener viva la llama de la campaña permanente. Mara Gorini, que trabaja bajo la órbita de Karina Milei, y se presenta en las reuniones como productora especialista en shows masivos ya trabaja en la puesta en escena.
La multitudinaria marcha de los universitarios obligó por primera vez al Gobierno a recalibrar su discurso y a bajar la confrontación. En la mesa chica del Presidente sugieren -con encuestas en la mano- que las calles inundadas de manifestantes no cambiaron en nada la percepción del electorado sobre Milei. “Todo sigue exactamente igual que antes”, sostienen en Balcarce 50, donde los “talibanes” -como el Presidente identificó a los halcones de su gobierno- mantienen un optimismo inquebrantable.