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Caputo se prepara para su «segundo tiempo» con una reforma tributaria y un nuevo esquema de ajuste fiscal

El ministro de Economía, Luis Caputo, se prepara para un segundo tiempo en el gobierno con una reforma tributaria y un esquema de ajuste fiscal para el 2025. A seis meses de la llegada de Javier Milei al poder, la secretaría de Hacienda, encabezada por Carlos Guberman, trabaja en una rebaja impositiva que comenzaría con la eliminación del Impuesto PAIS y el nuevo presupuesto para garantizar reemplazar el vigente, que es el del 2023.

“Si se aprueba la Ley Bases vamos a bajar el impuesto País”, acaba de decir el ministro Caputo por tevé.

«Se está trabajando en una reforma tributaria, pero va a aparecer cuando las variables estén estabilizadas», confirmaron fuentes oficiales. La idea es reemplazar impuestos con la recaudación que aportará la eventual recuperación económica, aunque cerca de Caputo reconocen que este año la actividad cerrará «negativa» por la recesión. De hecho, el «semáforo» que publicó Milei este domingo en su cuenta de X muestra una caída del 1,4% mensual en marzo.

La señal positiva que mira el gobierno es que después de 8 meses consecutivos de caída, los ingresos subieron en mayo un 10% interanual en términos reales, descontando el efecto de la inflación. El Gobierno logró el equilibrio fiscal hasta ahora a base de un duro recorte del gasto de caja, en algunos casos pisando partidas, y un cambio en la estructura recaudatoria. Así, por ejemplo, el impuesto PAIS aportó 1 punto más del PBI que el año pasado, según cálculos de FIEL.

Ese tributo nació durante la gestión de Alberto Fernández como un control cambiario a través de compras con tarjeta de crédito y luego se extendió a las importaciones, pero luego, la gestión de Milei lo incrementó al 17,5% y lo amplió a la compra de bonos para pagar deuda a importaciones y dividendos, a través del Bopreal. Caputo lo acordó con el FMI con la condición de eliminarlo a fin de año. «El impuesto PAIS no está en nuestra cabeza», aseguran en Economía.

La misión implica todo un desafío, ya que el gravamen es parte del cepo que contiene los pesos y sostiene el superávit fiscal. Pero además después de junio se espera un deterioro del «kit de emergencia». Por un lado, el agotamiento de la estrategia de licuación del gasto debido a la menor inflación. Y por otro, la «persistente recesión» constituye un límite para la recuperación de los ingresos tributarios en términos reales, según FIEL.

Entre los impuestos en la mira, siguen las retenciones a las exportaciones. Son las mismas que Caputo había acordado con el FMI incrementarlas en la primera versión de la Ley Bases. Se esperaba que aportaran 0,5% del PBI, pero terminaron desapareciendo en el proyecto actual tras el rechazo de exportadores y gobernadores. En Economía reconocen que es «importante» en la recaudación, pero creen que si crece la «torta» va a ser posible reducirlas.

Milei tiene en mente la eliminación de otros gravámenes. «El primer impuesto que tenemos en la mira es el Impuesto PAIS, después las retenciones y después los débitos y créditos bancarios«, dijo semanas atrás. Para el tributarista Cesar Litvin, sin embargo, el primer impuesto a eliminar es el de las exportaciones, ya que «afecta la competitividad y ninguno de nuestros competidores y países vecinos lo tiene, solo 12 países en el mundo».

Mientras tanto, el ministro de Economía aguarda que se reactive esta semana la discusión de la Ley Bases y «ver qué sale». Es que en el dictamen del Senado emergieron disidencias en torno a la suba del impuesto a las Ganancias. Según cálculos de Guberman, ese cambio junto al aumento del Monotributo y el adelanto de Bienes Personales sumará recursos por 1,5% del PBI, lo que a su vez impactará en el presupuesto 2025.

El equipo de Caputo viene elaborándolo hace unos meses y se prepara para presentar el avance en el Congreso el próximo 30 de junio. El trabajo «preliminar» incluye la proyección de variables y los «techos» de gasto de cada ministerio para lograr el «déficit cero». Por lo pronto, el FMI espera una caída de la actividad del 2,8% y una inflación del 150% en 2024, mientras prevé un rebote del 5% del PBI y una suba en los precios del 50% el año próximo.

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