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La otra cara de la Copa Federal Femenina. Larroquette y la sombra del desfinanciamiento.

Tras la consagración de Newell’s Old Boys en la Copa Federal Femenina 2025, la delantera Mariana Larroquette salió al cruce de la organización del torneo, poniendo en evidencia las desigualdades estructurales que atraviesa el fútbol femenino en Argentina.

“Se llama Copa Federal, pero no es federal”

Las declaraciones de Mariana Larroquette, goleadora histórica de la Selección Argentina, en dialogo con El Ciudadano, tras la consagración de Newell’s Old Boys ante Boca Juniors (0-0 y 4-3 penales) tuvieron duras críticas a la logística del certamen:

“A los equipos del interior nos han tratado muy mal. No nos han dado alojamiento, ni comida, ni nada. Se llama Copa Federal, pero se juega en el predio de AFA, se juega en Buenos Aires. De Federal me parece que no tiene nada”.  La ausencia de infraestructura básica para las jugadoras del interior contrasta con el despliegue de recursos en los clubes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde suelen concentrarse sedes y alojamientos. Aunque la falta de presupuesto, recursos e interés por la profesionalización de la disciplina es moneda corriente en todos clubes, con estas declaraciones se cristaliza que es aún peor el panorama en los equipos del interior del país.

Un certamen mal planificado, con fechas inoportunas y desgaste para las jugadoras.

Larroquette también denunció la falta de premios e incentivos económicos, lo que termina convirtiendo al torneo en “una gran experiencia… pero que solo desgasta”, y señaló que disputarlo en plena fecha FIFA “no le conviene a ningún equipo y son cosas que se tienen que ajustar”.

A pesar de contar con un aporte de USD 900 000 del programa FIFA Forward para las tres primeras ediciones —destinados a transporte, arbitraje, seguro médico y otras áreas—, la ejecución práctica de esos fondos no llegó por igual a todos los clubes participantes.

Hegemonía porteña y desigualdad de recursos

Desde su lanzamiento en 2021, la Copa Federal buscó federalizar la disciplina al enfrentar a ocho equipos directamente afiliados a la AFA con ocho del Consejo Federal.  Sin embargo, la fase final siempre se juega en el Área Metropolitana de Buenos Aires: en esta edición, la definición se disputó en el estadio Ciudad de Caseros, a escasos kilómetros de la capital.

La hegemonía de los clubes porteños se refleja en los palmarés: UAI Urquiza (2021), River Plate (2022) y Boca Juniors (2023) levantaron el trofeo antes de Newell’s, el primer equipo del interior en coronarse.

Desigualdades estructurales

Aunque el desequilibrio logístico y económico golpea con especial crudeza a los clubes del interior, los equipos radicados en la Ciudad de Buenos Aires tampoco escapan a la falta de recursos. Muchas instituciones porteñas adolecen de canchas de entrenamiento adecuadas, vestuarios profesionales y presupuestos para contratar personal técnico y médico especializado. Este déficit limita la consolidación de proyectos a largo plazo que permitan acompañar el proceso formativo de las jugadoras desde temprana edad y el pleno desarrollo de la disciplina; lo que obliga a las jugadoras a complementar su actividad con trabajos extra deportivos.

Un ejemplo claro es el de UAI Urquiza, uno de los clubes más emblemáticos del fútbol femenino argentino, que debió renunciar a la Primera División por falta de recursos. También el caso de Estudiantes de Caseros, que dio de baja su equipo de fútbol femenino de campo, conservando solo la disciplina en futsal por no poder sostener los costos operativos. Estas situaciones reflejan una problemática generalizada: la falta de inversión sostenida que atraviesa a todo el fútbol femenino, sin importar la geografía. La profesionalización, aún parcial, no alcanza para cubrir las necesidades básicas de desarrollo, competencia y proyección.

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Esta situación revela que el problema es sistémico: la AFA, históricamente, ha relegado al fútbol femenino a un segundo plano, sin garantizar estructuras mínimas ni incentivos reales para su desarrollo. A esto se suma la responsabilidad de los clubes, que muchas veces no destinan presupuestos serios ni políticas deportivas para fortalecer la disciplina, a pesar de tener equipos profesionales. La profesionalización formal no alcanza si no va acompañada de inversión, planificación y compromiso real.

Un triunfo con gusto amargo.

Las palabras de Larroquette encendieron el debate sobre la verdadera profesionalización del fútbol femenino en Argentina. Por otro lado, es paradójico que el nuevo campeón de la copa federal femenina, siendo además el primer club del interior en ganar este trofeo, termine desnudando la desigualdad de condiciones en las que las jugadoras tuvieron que a travesar el certamen, siendo así doble el mérito de todo el esfuerzo de las jugadoras del interior del país.  Jugadoras y dirigentes del interior reclaman un reparto equitativo de recursos, mejoras en la planificación de partidos y, fundamentalmente, la creación de un premio económico que reconozca el esfuerzo de las atletas. Al mismo tiempo, los clubes porteños tampoco escapan a la necesidad de inversiones que garanticen instalaciones, planteles competitivos y recursos que desarrollen plenamente la disciplina.

Hasta el momento, la AFA no emitió respuesta oficial a las críticas. Sin embargo, la visibilidad de estas denuncias podría impulsar ajustes en el reglamento y la logística para que la Copa Federal cumpla con su promesa de ser, de verdad, un torneo federal e inclusivo.

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