Una nave estadounidense se posó este jueves sobre la superficie lunar por primera vez en más de 50 años, en concreto desde la misión Apolo 17 de 1972, y se convirtió también en la primera fabricada por una firma privada que alcanza el satélite natural.
Al cabo de un viaje de más de un millón de kilómetros, el módulo Odiseo, de la empresa Intuitive Machines, aterrizó con éxito sobre las 5:23 de la tarde de hoy, hora del centro de EEUU (23:24 GMT), en la ribera del cráter Malapert A, a unos 300 kilómetros del polo sur lunar, y tras un par de cambios en la hora de llegada.
«Houston, Odiseo ha encontrado su nuevo hogar», confirmó el director de la misión, Timothy Crain, tras unos minutos en los que se perdió la comunicación y los controladores no recibían una señal por parte de la nave. «Hoy, por primera vez en más de medio siglo, Estados Unidos ha regresado a la Luna», dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson, poco después de comprobado el descenso de Odiseo.
El proceso de aterrizaje no estuvo exento de contratiempos. Según se informó durante la transmisión, la herramienta de Intuitive Machines que iba a ser usada como orientación durante el descenso no funcionó y la compañía se vio obligada a usar un instrumento de la NASA. La agencia espacial estadounidense ha desembolsado 118 millones de dólares por el transporte de instrumentos científicos y tecnológicos contenidos en seis cargas útiles, las cuales forman parte de las doce cargas que en total lleva en su interior el módulo de la serie Nova-C de la compañía.
La nave de 4,3 metros de altura y 675 kilos de peso, despegó en el carenado de un cohete Falcon 9 de la firma Space X la madrugada del pasado 15 de febrero desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida, desde donde emprendió un viaje de casi siete días.
El miércoles Odiseo efectuó con éxito una inserción en la órbita lunar y se mantuvo a unos 90 kilómetros de altura, en la que permaneció hasta el descenso de hoy, no sin antes compartir una imagen del cráter Bel’kovich K, «en las tierras altas ecuatoriales del norte de la Luna», como señaló Intuitive Machines. Para el proceso de aterrizaje, que le demandó cerca de una hora, Odiseo necesitó encender por unos diez minutos su motor principal, que utiliza oxígeno líquido y propulsores de metano, y girar a fin de ponerse en posición vertical para posarse sobre seis patas. En Malapert A, donde en el día se registran temperaturas de más de 100 grados Celsius (212 Fahrenheit), Odiseo permanecerá aproximadamente unos siete días hasta que llegue la noche en esta región y quede inoperable.
La misión, llamada IM-1, se enmarca en la iniciativa de Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar (CLPS, por sus siglas en inglés) de la NASA, la cual forma parte también del programa Artemis con el que la agencia espacial estadounidense planea volver a enviar viajes con tripulación a la Luna. Fue parte de este programa el módulo de carga Peregrine, que en enero pasado despegó con éxito, pero la nave sufrió una fuga de combustible y acabó haciendo un viaje de retorno a la atmósfera terrestre para una destrucción controlada.
En el caso de Odiseo, además de los instrumentos de la NASA, el módulo lleva consigo encargos de clientes particulares, entre ellos la firma de ropa y accesorios deportivos Columbia, que testará material aislante, y el artista plástico Jeff Koons, quien ha puesto en la nave 125 diminutas esculturas de las fases lunares. Entre la variedad de instrumentos de la NASA que transporta Odiseo figuran algunos para una mejor medición del combustible, así como cámaras para capturar sonido e imágenes fijas de la columna de polvo producida por el módulo cuando comienza su descenso a la superficie lunar.
El área donde el módulo ha aterrizado hoy es una de las trece regiones candidatas para el alunizaje de la misión tripulada Artemis III de la NASA, prevista para septiembre de 2026. La agencia espacial cree que en esta región inexplorada podría haber depósitos de agua congelada.
La misión de Intuitive Machines busca consolidar una vía para llevar instrumentos científicos de la NASA a la Luna, como también carga comercial, y de esta manera allanar el camino para una presencia humana sostenible en ese satélite natural.