La desaparición de Carlos Ancapichun, ex casero de una propiedad de Máxima Zorreguieta en Villa La Angostura, cumple casi dos meses y el caso tomó un giro decisivo. El fiscal chileno José Alejandro Vivallo Campos dejó de investigar su paradero y cambió la carátula a homicidio, ante nuevas pistas que apuntan a la intervención de terceras personas.
Ancapichun, de 76 años, fue visto por última vez el 13 de junio en Entre Lagos, en la comuna de Puyehué. Había viajado desde Neuquén para reencontrarse con familiares y visitar un terreno donde planeaba construir una casa. Tres días después, su camioneta apareció estacionada en la Ruta CH-215, vacía y sin signos claros de violencia.
La esposa del hombre, Marisol Coronado, sostuvo desde el inicio que se trató de un asesinato. Asegura que su marido había discutido con su hermanastro por la venta de una propiedad heredada de su madre, fallecida durante la pandemia, y que el dinero debía repartirse entre todos los hermanos. Según ella, el desacuerdo habría generado tensiones que derivaron en un posible crimen.
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El fiscal explicó que Ancapichun y su familia intentaban recuperar legalmente un terreno que había pertenecido a sus antepasados y que pasó al Estado. La zona donde se halló la camioneta es agreste, cercana al volcán Antillanca, y en el lugar se realizaron requisas, sin resultados concluyentes. La esposa cuestionó las pericias y pidió que se repitan en un laboratorio especializado.
Un dato que intriga a los investigadores es la posición del vehículo, orientado hacia la cordillera y no hacia el camino lógico que debía seguir desde la casa del hermanastro al predio que iba a visitar. Para Coronado, es una señal más de que el relato de los familiares chilenos es falso y que su esposo nunca llegó a entrar al campo.
Ancapichun es una figura conocida en Villa La Angostura, donde durante años cuidó una de las estancias de la reina Máxima en el country Cumelén. También preparaba la embarcación real y acompañaba a la familia Zorreguieta en paseos por el lago Nahuel Huapi.
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Sospechas, herencias y contradicciones
Coronado no oculta sus sospechas y apunta directamente contra tres familiares: el hermanastro, el sobrino y el cuñado de Ancapichun. Según su versión, ninguno declaró haberlo visto salir de la casa del hermanastro, y sus botas fueron encontradas dentro de la camioneta, algo que, a su entender, contradice la versión oficial.
La mujer también señaló que su esposo estaba preocupado por la situación legal de un terreno familiar, trámite que estaban intentando destrabar. El fiscal reconoció que investigan ese conflicto como posible móvil, aunque aclaró que “no se descarta ninguna hipótesis” y que se siguen tomando testimonios y recolectando pruebas.
Mientras tanto, la búsqueda activa en terreno se detuvo, pero Coronado exige que se inspeccione un lugar específico que, según ella, podría aportar indicios. En paralelo, las autoridades coordinan pericias con laboratorios forenses para revisar las evidencias ya recolectadas.
“El tiempo pasa y mi marido no aparece. Era un hombre fuerte, pero la ropa que vestía era de verano”, se lamentó Coronado, quien espera que el cambio de carátula permita acelerar la investigación y llegar a la verdad sobre lo ocurrido en junio.
TC/DCQ