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Ayuda del FMI + cumbre de G-7: del fin de semana de Mauricio Macri en 2018 al de Javier Milei seis años después

En junio de 2018 el FMI anunció desde Washington que le prestaba US$ 50.000 millones a la Argentina. Dos días más tarde, el entonces presidente, Mauricio Macri, viajó a una cumbre del G-7 y se sacó una foto con sus pares y la jefa del Fondo en señal de apoyo.

Seis años después la secuencia se repitió. En vez de Macri estuvo Javier Milei. Y en lugar de Christine Lagarde como jefa del FMI, la directora del Fondo es Kristalina Georgieva. La fecha para ambas ocasiones fue idéntica: segunda semana de junio a las puertas del solsticio boreal. Y los anuncios parecidos: esta semana Milei logró la aprobación del FMI de un desembolso -el de 2018 en verdad fue un préstamo, el más grande que el organismo otorgó- y reunirse con los líderes del G-7.

“Fue un apoyo único en la historia no solo de la Argentina sino del FMI”, dijo Macri aquella vez. “Preferentemente la plata sería ideal no tener que usarla. En la medida que bajemos el déficit más rápido, usaremos menos”.

Al final se utilizó gran parte del dinero.

La cita de Macri con Lagarde fue en un lujoso resort de La Malbaie, a 150 kilómetros de Quebec. Y la de Milei en el exclusivo Borgo Egnazia.

¿Tan parecidos son los momentos?

“Fue una reunión muy cordial”, recordó tiempo más tarde el ex presidente sobre aquella conversación en Canadá. El Grupo de los 7 reúne a los mandatarios de las economías occidentales más poderosas: EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia. Todos ellos tienen un peso significativo en el FMI y Club de París.

Enseguida, después de aquel encuentro del G-7 en 2018, el FMI difundió declaraciones de la propia Lagarde en las que mostró optimismo con un plan que recién arrancaba para blindar a la Argentina de una corrida contra el peso, pero que demostraría dificultades de implementación. “Se fortalecerá la economía argentina a corto plazo y estimulará el crecimiento y la creación de empleo”.

Macri hizo los deberes en Canadá. Se reunió con la canciller de Alemania, Angela Merkel; con la primera ministra del Reino Unido, Theresa May y con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. También con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y con los primeros ministros de Italia, Giuseppe Conte, y de Vietnam, Nguyen Xuan Phuc. Por último, vio a la jefa del Banco Mundial que entonces era la misma Georgieva.

Los líderes de las principales potencias del G-7 le manifestaron su apoyo para la votación del directorio del FMI, en la que los países debían dar el 20 de junio su voto decisivo al programa. Macri se fue conforme.

Milei recorrió y recorrerá un camino similar si se tiene en cuenta que busca un programa nuevo con el FMI y fondos frescos. Para todo ello necesita el apoyo de los líderes que estaban en Borgo Egnazia.

Todo fue optimismo en aquel fin de semana en Canadá. En Italia igual.

El director del Departamento de Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner señaló aquel fin de semana que un aspecto que ayudaría al crecimiento de la economía sería el ‘efecto rebote’. Y que “el Gobierno actuó de manera muy oportuna, que le permitirá navegar por situaciones de turbulencia que vengan de las economías avanzadas o de la región. Esto ayudará a que el rebote se dará más rápido que en otras situaciones”.

Años más tarde, con la contemplación que otorga el distancia y el tiempo, Werner confesaría en su libro ‘La Argentina en el Fondo’, que quizá la Argentina se había apresurado en acudir al FMI. “Pensaba que el gobierno argentino podría haber manejado la volatilidad cambiaria sin venir al FMI”.

Aquel fin de semana, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, hoy ministro de Economía de Milei, explicó que la clave pasaba por vender los dólares que recibiría su cartera para, con los pesos obtenidos, financiar el déficit fiscal y afrontar los pagos de la deuda, y por el otro emitir nueva deuda para rescatar letras intransferibles que estaban en poder del Banco Central por US$ 25.000 millones. Todo esto le permitiría al banco sacar de su activo letras intransferibles y de su pasivo Lebacs. Y reducir así los pasivos monetarios remunerados en relación a sus reservas.

¿Suena a algo conocido? Tal vez.

Macri recordó en sus memorias de presidente aquel plan y el fin de semana, similar al de Milei ahora en Europa, del siguiente modo. “Sturzenegger (N.E.: hoy asesor de Milei, entonces presidente del Banco Central en junio de 2018) era de los que pensaban que esos 50.000 millones de dólares que nos daba el FMI, eran suficientes para restablecer la confianza perdida. Toto Caputo, en cambio, creía que las nuevas reglas para no intervenir sólo nos iban a dar unos pocos días de paz. Así lo dijo, en su estilo apasionado y directo, en una tensa reunión que tuvimos en Olivos en la que también participó Dujovne. «En dos o tres días te van a ir a buscar otra vez, Fede, saben que no tenés armas para contrarrestarlo», le dijo Toto. Y fue lo que pasó”.

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