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El salto del desempleo, la otra mala noticia de la recesión

La recesión que hundió la actividad económica en el primer trimestre impacta sobre los ingresos reales y la actividad, pero además ya se hace sentir sobre el empleo. Los datos que empiezan a trascender hablan de que desde diciembre pasado se dieron de baja 275.000 cuentas sueldos.

La peor parte la lleva la construcción. Con la obra pública paralizada y una retracción importante a nivel privado se perdieron 57.382 puestos de trabajo registrados en cinco meses y fuentes del sector aseguran que la caída se sintió también sobre el sector informal.

En el sector público en solo cuatro meses, entre despidos y retiros voluntarios, se eliminaron 11.534 puestos, el 3,5% del total.

Según datos de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación desde la asunción de Javier Milei hasta febrero -últimos datos oficiales- se perdieron 62.920 empleos.

Para marzo, la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) que releva el empleo en 3.500 empresas, estima una caída de otros 34.000 puestos. Con la actividad todavía en caída los analistas ven pocas chances de que esta tendencia cambie en los próximos meses. Y anticipan que el desempleo podría rondar el 9% al finalizar el año, un salto marcado desde el 5,7% del último trimestre del año pasado.

«La recuperación del empleo será lenta», define Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Equilibra. «Este año no vamos a ver un crecimiento fuerte del empleo», insiste. En lo que va del año, la actividad se reduce en sectores de alta demanda de personal, como la industria, la construcción y el comercio, aunque hay otros rubros como la minería, los hidrocarburos y el agro que vienen en alza.

«Los sectores que ahora vienen traccionando la actividad no generan mucho empleo. Lo que se necesita es que la recuperación de la actividad sea generalizada. Ya sabemos que no va a haber recuperación en forma de V, no sabemos aún si es en U o en otra forma lenta. Quizás a fin de año pueda haber algo de recuperación en el margen, pero yo veo todo acotado. Es difícil saber cuál será la evolución del mercado de trabajo, pero no es improbable que en el cuarto trimestre el desempleo se acerque a 8,5% ó 9%», señala Sigaut Gravina.

Desde Equilibra también marcan que en los puestos de trabajo asalariados operó el efecto sustitución: muchos trabajadores pasaron al cuentapropismo o la informalidad. «De todos modos estimamos un estancamiento en los empleos informales y una caída de los empleos no asalariados del 1,3% intermensual».

«Creemos que el desempleo efectivamente va a tender a profundizarse en los próximos meses y estimamos que puede llegar a ubicarse en torno al 10% para finales de año«, coincide Rocío Bisang, economista de EcoGo.

«En la medida en que los salarios, el consumo y la actividad no comiencen a recuperarse, vemos difícil que el empleo vuelva a los niveles previos, que además eran particularmente bajos», dice Bisang.

«Estamos estimando que recién a finales de año o principios del próximo la tendencia podría empezar a revertirse, aunque se sostendría por un buen tiempo por encima de los valores que se registraron a finales del 2023″, refuerza la economista.

«Mas allá del desempleo en sí, creo que también algo relevante a seguir va a ser la «calidad» del empleo. En ese sentido es probable que veamos no solo un aumento en el desempleo sino también cierto traspaso del empleo formal al informal y al monotributo», señala.

La crisis del empleo se hace sentir no solo en la caída de los puestos de trabajo sino también en otros formatos. “La industria fue la más golpeada por la recesión y como venía resguardada con altos niveles de stock, lo que estamos viendo son mucho más suspensiones que despidos. En las actividades tradicionales, las suspensiones nos da la señal de que las compañías tienen una expectativa de recuperación”, asegura Natacha Izquierdo, de la consultora Abeceb.

Para Izquierdo, «la pérdida de empleo vinculada a la recesión es menor a la esperada. Nuestra proyección es que el desempleo pase a 6,9%, con una migración de formalidad e informalidad y alto nivel de suspensiones de actividad». Y agrega que «cuando la economía vuelva a crecer y la construcción se vuelva a reactivar vemos chances de que ese número baje».

Juan Manuel Ottaviano, economista de Fundar, plantea que «hay que ser cautelosos hasta conocer los datos del INDEC que van a ser publicados el mes que viene. Pero es probable que si cayó el empleo asalariado registrado 1 punto en dos meses, el informal haya tenido una caída aún mayor. Es probable que en abril, mayo y marzo haya caído con la misma tendencia, por eso podríamos hacer una estimación de una baja de casi dos puntos en registrado y una aún mayor en el informal».

El rol de la reforma laboral

El salto del desempleo coincide con el debate por la reforma laboral que intenta implementar el gobierno. Para Izquierdo, es clave avanzar con estos cambios.

«Para que se vuelva a generar empleo genuino tiene que haber reformas estructurales porque lo que existe hasta ahora ha acrecentado el empleo informal», sentencia. Y afirma que en diez años no ha crecido el empleo formal. «Donde más pega este problema es en las pymes que no tienen la flexibilidad de las grandes, por eso la reforma laboral es fundamental».

Las opiniones no son unánimes. «Con la reforma laboral lo único que se lograría es que este bloque de hielo que pega sobre la actividad se desplace hacia el empleo«, concluye Ottaviano. Remarca que «el empleo acompaña a la actividad y no al revés, por lo tanto se podría observar una recuperación del empleo recién después de la recuperación de la actividad».

Para este economista, «esta crisis de empleo es muy profunda. Puede ser más profunda que la pandemia, sobre todo si se prolonga durante mucho tiempo, lo que llevaría a un piso de desocupación de este modelo de dos dígitos en adelante«.

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