En el amplio predio de la Rural en Palermo hay un nuevo paisaje a explorar en estos días. Los innovadores del campo salieron de su habitual círculo de referencia y llegaron a la gran ciudad con máquinas, drones, semillas, insumos biológicos que están en la frontera tecnológica del mundo.
En eso consiste el congreso de Aapresid ( Asociación Argentina de Siembra Directa), verdadera pionera de una técnica que regenera el suelo y que ha alcanzado jerarquía global. El Congreso lleva como lema, “Todo está conectado”, se extiende hasta el viernes y cuenta con la co-organización de la firma Exponenciar.
En la ceremonia inaugural, Marcelo Torres, presidente de Aapresid, planteó la importancia de posicionar a la Argentina como líder en la producción de alimentos y fibras a nivel mundial.
Rattan Lal, profesor de la universidad de Ohio, EE.UU. llamó a adoptar las herramientas que ofrece la inteligencia artificial para producir más con menos en un mundo donde el 33% de los suelos está degradado.
“La agricultura es parte de la solución”, enfatizó Manuel Otero, el argentino presidente del IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura). Y mencionó desafíos las nuevas barreras que denominó proteccionismo verde en obvia referencia a las trabas para ingresar a la Unión Europea.
En Palermo se ven cientos de jóvenes productores que, lejos de desvanecerse ya sea por la sequía de 2023 o los precios de los granos que han caído, van compartiendo ideas y experiencias: un cambio en el modelo de gestión de lo que ya se llama la agricultura 4.0.
Allí están las máquinas con sensores que informan in situ el estado de los suelos, plataformas que permiten predecir el momento ideal para la siembra y la cosecha y semillas que van superándose en términos de rinde cada año. La mayoría made in Argentina.
Uno de los dispositivos que llama la atención es un cabezal de fibra de carbono ultraliviano que está revolucionando la manera de cosechar el arroz, trigo, cebada y centeno. “Argentina lidera el proceso hacia una agricultura de menor huella de carbono. La siembra directa, el silo bolsa, las pulverizadoras automotrices livianas, son antecedentes de esa agricultura», le dice Ana Fernández Moujan a Clarín. Ana desarrolló ese cabezal de Green Footprint Agricultural Solutions (G-FAS). Permite ahorrar 40% de combustible y una mayor velocidad en la cosecha.
Otra gran novedad es la carinata, el cultivo que está ganando terreno y fue introducido por la australiana Nuseed. Se trata de una oleaginosa de invierno que se utiliza para la generación de biocombustibles de segunda generación, como los que van en los tanques de los aviones.
“La carinata presenta una alternativa clave para diversificar la rotación en los sistemas productivos”, describe Luciana Huergo, gerenta de marketing de Nuseed. La empresa ya tiene una alianza con British Petroleum para el biocombustible de la aviación.
Los silos bolsa de Ipesa también son estrella. Este año se presentan con más diámetro y cuentan que la demanda sigue muy firme, tanto en el país como en los mercados externos, especialmente en el vecino Brasil donde abrieron una filial.
Metalfor llevó una fertilizadora neumática que permite lo que se ha dado en llamar la agricultura por ambiente. Eso es dosificar de acuerdo a cada parcela del lote, explica el ingeniero agrónomo Juan Pablo Rodríguez. Dice que las ventas están animadas por el regreso del crédito.
Ricardo Yapur, de Rizobacter, describe el paquete de herbicidas, fungicidas y fertilizantes biológicos que se complementan con semillas de alto rendimiento. En su visión las decisiones de siembra de soja y maíz se están demorando pero vaticina que habrá una buena cosecha.
“En los campos hay barbechos abiertos para una u otra opción”, señala al acotar que si bajaran las retenciones o mejoraran los precios habría otro salto productivo. De allí la expectativa por la posible presencia de Javier Milei en el cierre de este Congreso