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«Delfín o mojarrita»: Manzur versus Alperovich y la historia de una sociedad política quebrada

«Le abrimos las puertas de la casa, era de la familia. Y después José le dio todo, por eso resulta inexplicable cómo lo terminó enfrentando Juan», fue la forma en que describieron en el entorno de José Alperovich el vínculo que por años lo unió a Juan Manzur. Este jueves, en ocasión de declarar en el juicio que conmueve a Tucumán, el ex jefe de Gabinete reconoció que esa relación se terminó de quebrar en 2017 por «diferencias políticas». Traducido: el entonces gobernador tucumano quería reelegir en el 2019 y obturó cualquier regresó al Ejecutivo provincial de quien fuera su jefe político.

Desde entonces Alperovich, que hoy es juzgado por el presunto abuso sexual de su sobrina, considera «una traición» la actitud del también propietario de una de las marcas más conocidas de aceitunas del país. Ambos dirigentes fueron aliados durante una década y construyeron poder en la provincia norteña y nunca resignaron sus deseos de proyectarse a nivel nacional. Manzur llego a ser jefe de gabinete en el 2021 pero su sueño presidencial quedó trunco dos años más tarde. Ni siquiera pudo ser el candidato del peronismo.

Por su parte, Alperovich gobernó Tucumán con mano de hierro durante 12 años y vivió el esplendor de la «Década Ganada«. Ya en su segundo mandato, que comenzó en el 2007, adhirió de pleno al proyecto kirchnerista y fue beneficiado con cuantiosos recursos federales con los que «transformó» la provincia, según reconocen cerca de Manzur. Justamente éste fue su ministro de Salud hasta el 2007 y luego fue su vicegobernador durante dos períodos. En el 2015 asumió la Gobernación. Pero fue su decisión de buscar un segundo mandato en el 2019 lo que terminó resquebrajando esta sociedad política. Salvando las distancias, porque no había una «amistad» de por medio, Manzur terminó protagonizando un proceso similar con quien fuera su vice y hoy lidera el Ejecutivo provincial, Osvaldo Jaldo.

El problema, como se dijo, se suscitó entre 2017 y 2018 cuando el exgobernador intentó retomar el control de la provincia norteña y Manzur se lo impidió. «Llevaba dos años como gobernador, enfrentando un momento duro como lo fue la presidencia de Macri. Y José quería que el delfín volviera a ser mojarrita», graficó una fuente que trabajó con el sanitarista durante años. En aquél momento, Alperovich aún tenía cierta popularidad en la provincia pero no intención de voto. El paso de los años, y la dura acusación que hoy lo tiene en el banquillo, terminó derruyendo su armado político.

El acusado no quiso hacer declaraciones a este diario pero una estrecha colaboradora se refirió a la decisión de Manzur de declarar en el juicio. Diplomática esta vez, refirió que «si la Justicia se lo pidió no podía hacer otra cosa» que presentarse como testigo.

En su declaración testimonial, el actual senador nacional reconoció que el caso produjo «una conmoción en la sociedad» y que el deterioro de la relación con su antiguo jefe político los llevó a ser «contrincantes» después de que éste anunciara su campaña para disputarle la Gobernación en el 2019. «Fue por afuera en aquella elección y quedó cuarto detrás de (Ricardo) Bussi y el radicalismo», azuzó la fuente manzurista consultada.

El antecesor de Osvaldo Jaldo optó «por no hacer comentarios» ante la consulta de Clarín después de haber declarado en el juicio. Pero la fuente que supo trabajar años a su lado recordó que el caso de la sobrina de Alperovich «le pareció horroroso» al senador y que durante años fue el comentario de la política de la provincia norteña. Y, por último, enfatizó que Manzur terminó «muy enojado políticamente y en lo personal» con el exmandatario que supo tener varias concesionarias en Tucumán.

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