Con la sorpresiva ausencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel, el arzobispo porteño Jorge García Cuerva encabezó una misa por los «caídos en la guerra» del Atlántico Sur en la que, si bien planteó utilizar la causa Malvinas «como motivo de unión» de los argentinos, pareció apuntar contra el Gobierno por una crisis socio-económica agudizada por los altos números de inflación y el ajuste en el gasto.
El obispo realizó el oficio religioso en la tarde del martes en la Catedral porteña y aprovechó su homilía para recordar que pese que a «vivimos en una cultura que quiere esconder la muerte» cada 2 de abril «es también motivo para llorar». Fue en este contexto en el que interpeló a los presentes a que se pregunten si aprendieron a llorar «cuando veo un niño con hambre, un adolescente drogado en la calle, un padre desesperado por llevar el pan a su familia o un jubilado que no puede comprar su medicación», en lo que pareció una velada crítica a la situación social del país.
En otro pasaje de su discurso, García Cuerva, designado el año pasado por el Papa y con un perfil orientado al sector más progresista de la Iglesia, sostuvo que también duelen los 649 muertos por la guerra y los más de mil heridos pero también el olvido y «la utilización ideologista de la causa Malvinas». Al respecto, citó dichos de Francisco del año 2020: «Es muy triste cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria».
Por último, el obispo porteño insistió en que «decir Malvinas es decir identidad nacional, es decir Patria, es decir historia, presente y futuro, es decir fraternidad porque esta causa nos une». Y, alzando la voz, buscó un idea y vuelta con los asistentes: «Viva la Virgen María, Viva la Argentina y Vivan las Malvinas!».
Lo escuchó atentamente desde la primera fila la canciller Diana Mondino, la única integrante del gabinete presente, que estuvo acompañada por funcionarios de Cancillería como Fulvio Pompeo y Paola Di Chiaro. Al ser consultada sobre lo que pareció una elíptica crítica del prelado a la cuestión social, la funcionaria adujo que «la Iglesia siempre se preocupa por los pobres, no de ahora, hace 2 mil años» y reiteró que el Gobierno hará «todo lo posible» por reducir la pobreza.
También estaba sentada frente al altar la legisladora porteña Lucía Montenegro, cercana a la Vice. La ausencia de Villarruel sorprendió porque tenía en agenda el encuentro luego de haber participado por la mañana, junto a Javier Milei, del homenaje a los veteranos y caídos que tuvo lugar en el cenotafio de Retiro. Tampoco estuvo en la inauguración del Salón de los Héroes de Malvinas de Casa Rosada, una actividad organizada por Karina Milei, con quien mantiene una prudente distancia. «Las dos tenemos carácter fuerte», reconoció en un reciente reportaje de TN.
Lo cierto es que el faltazo de la titular del Senado al oficio celebrado en la Catedral se debió, según su entorno, a que «prefirió pasar el resto del día con su familia». En el acto celebrado en el memorial se la vio emocionada -el Presidente le brindó un sentido abrazo- al recordar a su difunto padre Eduardo, «un héroe condecorado de Malvinas», según recordó más tarde en un cruce que mantuvo por la red social X.
También estuvieron presentes en la misa algunos diputados libertarios, como el correntino Lisandro Almirón. Coparon las gradas decenas de familiares de caídos y de veteranos del conflicto bélico. También asistieron algunos fervientes seguidores de Milei, como una mujer enfundada en un vestido que emulaba la bandera argentina, que al finalizar la tertulia se sacaron fotos con la canciller.