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Aerolíneas gasta 1,30 dólares por cada dólar que factura. ¿Cómo hará cuando se le termine el subsidio del cepo?

Aerolíneas Argentinas finalizó 2023 gastando 30% más de lo que facturó, según un informe reservado de la propia empresa estatal, que presentó a fines de mayo ante el ministerio de Economía.

La mayor parte de esas pérdidas fueron licuadas mediante la maniobra conocida como «puré»: Aerolíneas ingresa los dólares de los pasajes vendidos en el exterior a través del dólar MEP, que el año pasado cotizaba 100% por arriba del dólar oficial. Mientras que sus costos en dólares (leasing, combustible en el exterior, viáticos, catering) los financió con dólares comprados al Banco Central a precio oficial.

La modalidad está habilitada por el Poder Ejecutivo desde que Sergio Massa era ministro de Economía y el gobierno de Javier Milei la mantiene vigente. Rige tanto para Aerolíneas como para sus competidoras Flybondi y JetSmart Argentina.

Para estas compañías de capitales estadounidenses representa un subsidio parcial, ya que sus asientos para vuelos que cotizan en dólares (hacia Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile) son una proporción más baja que los asientos para cabotaje, que facturan en pesos.

En el caso de Aerolíneas, el «puré» es un subsidio clave para seguir volando, mediante los dólares que factura a precio MEP desde EE.UU., España e Italia, así como del importante turismo receptivo que todavía proviene desde Brasil y otros países de la región.

El informe titulado «Aerolíneas Argentinas S.A. Estado de Situación, Iniciativas y Lineamientos de Disposición Estratégica», fechado a fines de mayo, fue presentado por el presidente de la línea aérea estatal, Fabián Lombardo, al ministro Luis Caputo.

Allí señala que durante 2023 los «ingresos» de la línea aérea fueron 7,19 centavos de dólar por «asiento/kilómetro», que es la forma pura y dura en que se mide las ventas de una línea aérea.

En el caso de los «costos», Aerolíneas tuvo una erogación de 9,34 centavos de dólar por «asiento/kilómetro».

Medido en porcentaje, equivale a que por cada dólar facturado, Aerolíneas gastó 1,29 dólares. Una pérdida del 30%, que ninguna empresa del sector privado podría sostener a lo largo del tiempo.

Según el informe, en 2023 ese desequilibrio se tradujo en una pérdida operativa de 390 millones de dólares sólo en 2023. Y desde su reestatización en 2008, Aerolíneas acumula una pérdida de 8.550 millones de dólares.

Fabián Lombardo, el presidente de Aerolíneas designado por Milei, conoce a fondo la empresa, ya que fue gerente comercial en las gestiones de La Cámpora (2013-2015 y 2019-2023) y a la vez trabajó en aerolíneas brasileñas y portuguesas como Varig, Gol, TAP y Azul.

El funcionario hoy dispone de esa caja adicional que le proporciona el cepo cambiario, pero en lo político luce carente de apoyo por parte del gobierno libertario, al menos en la superficie.

En cambio el Gobierno muestra gestos ampulosos para realzar la competencia privada. El viernes, para un anuncio de incorporación a su flota de dos aviones (de matrícula chilena), la estadounidense JetSmart contó con la presencia del secretario de Transporte, Franco Mogetta (quien depende de Economía), y del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger.

En ese acto, de manera espontánea, el secretario Mogetta planteó: «No tenemos nada contra Aerolíneas, queremos que compita, que ofrezca un servicio más barato y más eficiente».

El punto de partida, según los números de Lombardo, es claramente desventajoso.

El informe también pone el acento sobre la cantidad de personal, que en estos días la empresa busca reducir a través de un programa de retiros voluntarios y otro de jubilaciones anticipadas.

Según la empresa, Aerolíneas tiene 142 empleados por avión, una cantidad de personal que excede largamente la de sus competidores regionales LATAM (114), Gol (102), Azul (83) y Copa (69).

La masa salarial es más gravosa si se la mide en comparación a los ingresos: según la propia Aerolíneas, gasta en salarios 37% de sus ingresos, casi el triple de lo que los salarios representan para LATAM (13,4%), Gol (13,4%), Azul (12,8%) y Copa (12,6%).

Parte de la estrategia para achicar pérdidas pasa por bajar la dotación de personal de 11.400 trabajadores a menos de 11.000. Sin embargo, hasta el cierre del viernes, la cifra de retiros voluntarios no habrían llegado al centenar, según fuentes internas de la empresa.

La movida de fondo para mejorar la rentabilidad, hoy, pasa por donde Lombardo pisa fuerte, que es el área comercial. En su informe subrayó el cierre de rutas con «contribución marginal negativa» como las de La Habana y Nueva York (destino donde Aerolíneas hará sus últimos vuelos esta semana) y también rutas de cabotaje: Reconquista; Córdoba-San Juan; Comodoro Rivadavia-Río Gallegos; Tucumán-Iguazú y Resistencia-Salta. Y en sentido inverso, están activando rutas hacia Punta Cana desde Rosario y Tucumán, y también incrementaron las frecuencias en temporada alta hacia ese destino desde Buenos Aires y Córdoba.

«El objetivo es pasar de una pérdida de 390 millones de dólares en 2023 a US$ 150 millones este año«, aseguraron fuentes de la empresa. Pero desde otras áreas del Gobierno son escépticos con ese objetivo: «No están haciendo el ajuste. El día que se termine el cepo, se quedarán sin fuente de financiamiento«.

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