«Venís a comer merda, y el apoyo de la gente no sé si es caviar porque no me gusta, pero es milanesa con papas fritas», dijo esta mañana Luis Caputo en el salón de eventos de Parque Norte donde se reunieron más de 1.000 personas. Su discurso, cargado de épica y entusiasmo, buscó apuntalar el optimismo que promueve el gobierno, pese a las señales adversas que empezó a enviar el mercado financiero en los últimos días con la suba del dólar y del riesgo país.
En el VIP del Golden Center, el ministro de Economía se mostró en cambio mucho más cauto. «Todavía no hay definiciones sobre el swap, siguen las negociaciones», aseguró una fuente al tanto de lo que se conversó a puertas cerradas. Sucede que si el Gobierno libertario no logra resolver las tensiones con el Partido Comunista Chino, tendrá que pagar US$ 2.900 millones el 30 de junio y otros US$ 1.900 millones el 30 de julio.
Mientras el Gobierno se apoya en el respaldo de las encuestas, las billeteras seguirían cerradas en el exterior. Tres semanas después de la aprobación de la evaluación de metas por el staff técnico, el Fondo Monetario Internacional aún no convocó a la reunión de directorio para destrabar el desembolso pendiente de US$ 800 millones. Y habría algunos cortocircuitos con los «interlocutores» por la continuidad del programa, según fuentes en contacto con el organismo.
Caputo ingresó alrededor de las 9 de la mañana al salón del primer piso, acompañado de los economistas Ricardo Arriazu y Damian Di Pace, para participar del Latam Economic Forum. En los pasillos del evento organizado por Research for Traders, la consultora de Darío Epstein y Gustavo Neffa, Arriazu se distanció de los rumores pesimistas. «Fueron a renovar el swap afuera, hasta ahora no lo consiguieron, es probable que a última hora lo consigan», aseguró.
El asesor financiero estimó, por otra parte, que el Gobierno «ya juntó la plata» para pagar el cupón del bono de US$ 2.800 millones que vence a principios de julio. «Están en las reservas y va a haber una caída», explicó. Y respecto a la posibilidad de que lleguen dólares de organismos multilaterales, aseguró que «el Fondo te va a dar los US$ 800 millones que necesitás y el resto están negociando para tratar de apresurar el fin del cepo».
El otro punto que asomó en el VIP fue el golpe que significó para el gobierno la aprobación de la nueva fórmula jubilatoria en Diputados. Caputo culpó a la oposición por el «ruido» con el dólar CCL, que hoy cedía 0,1% hasta los $1.309,80, un día después de tocar su máximo nominal de $1.333,69. «Hubo recuerdos del 82% móvil que vetó Cristina», se escuchó en Parque Norte, una postura que confirmó más tarde Javier Milei al anticipar su veto.
«Son unos degenerados fiscales», disparó el Presidente sobre el escenario, en respuesta a la ofensiva opositora en el Congreso y en una evidente señal de preocupación por la sostenibilidad del déficit cero. Previo a su discurso, también pasó por el VIP de la planta baja. Estuvo reunido con Epstein, la canciller Diana Mondino, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el vocero presidencial Manuel Adorni.
Entre el público, en su mayoría miembros de la colectividad judía y del ámbito financiero, se los vio al industrial José Urtubey y el titular de la Cámara de la Construcción, Gustavo Weiss. Los empresarios se mostraron escépticos con la lectura oficial de que la economía «ya tocó piso» y que ahora vendría una reactivación rápida. «Los empresarios estamos dispuestos a invertir si hay condiciones, nadie va invertir si no las hay», aseguró Weiss.
Con el freno de la obra pública, la construcción pasó a registrar 100.000 despidos. «La Ley Bases te va a dar un panorama de futuro, no es impecable pero es mejor. Tiene que haber previsibilidad, pero hay interrogantes», dijo el único integrante presente del G6. En su sector, donde existen 20.000 empresas formales, ya estiman el cierre de 2.000 firmas, sobre todo en el interior del país. «Hay concursos de acreedores, es grave», dijo el empresario.