El presidente Javier Milei no oculta su fastidio por el segundo paro general que realizó la CGT a menos de cinco meses de su asunción. En un Gobierno en el que no abundan las palomas, encabeza la tropa de halcones que él mismo se encargó de distinguir. Tras la medida de fuerza, el jefe de Estado se inclina más por responder con dureza que por la idea de reestablecer el diálogo: «Más látigo y menos cafecito«, fue la sensación que transmitieron desde su entorno al cabo de lo que fue, según su visión, «una acción política en contra del Gobierno» que «no tiene nada que ver con un reclamo sindical».
El mandatario tiene baja tolerancia -y no suele perdonar- ante desplantes como el que le hizo la central obrera que se desentendió de las negociaciones con la Casa Rosada luego de que el oficialismo hiciera numerosas concesiones en torno a la Ley Bases. Pero ha dado muestras, antes y después de sentarse en el Sillón de Rivadavia, que puede hacer excepciones si la estrategia política de sus asesores así lo requiere.
Y sus operadores políticos, más allá de no descartar medidas duras contra los gremios, quieren explorar cuán sensato es el acercamiento que, como reveló Clarín, intenta el sector dialoguista de la CGT. Con esa premisa, el Gobierno invitará a la CGT a sumarse al Pacto de Mayo del que participará la mayoría de los gobernadores de la oposición.
Así lo confirmaron altas fuentes de Presidencia, involucradas en la organización del acto en Córdoba, en el que además de avanzar sobre diez puntos de acuerdo, Milei se mostrará en un escenario amigable con la oposición, en medio del debate por la Ley Bases.
Si en algún momento el propio Milei planteó que sin el proyecto aprobado “no hay Pacto”, en las últimas semanas el discurso empezó a virar y en el Gobierno hoy admiten que la convocatoria tiene un sentido más “institucional” que vinculado a la coyuntura.
“El Gobierno quiere sumar a todos los que estén dispuestos a cambiar el país”, expone una alta fuente del Gabinete que confirma a este diario que a las invitaciones a gobernadores y ex presidentes se sumará una convocatoria formal a la CGT.
No se trata de un gesto por convicción: por un lado, en el Gobierno quieren medir hasta qué punto la CGT busca un acercamiento y cuánto margen tiene para imponerse sobre los sectores más duros liderados por Pablo Moyano. “Si vienen será una señal”, razonan.
También, aunque no lo dirán, en el Gobierno creen que la expectativa de un acuerdo puede servir para descomprimir la presión que sufren los senadores por parte de los gremios para rechazar la Ley Bases.
De todos modos, esto ratifica la versión que trascendió luego del panel que compartieron en la Feria del Libro el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el titular del gremio de la UOCRA, Gerardo Martínez. Según publicó Clarín, en ese encuentro el funcionario aprovechó para transmitirle al sindicalista la aspiración de la Casa Rosada de sumar también a la CGT al Pacto de Mayo. «Si auspician que el sindicalismo también sea parte vamos a analizarlo», afirmaron desde la central obrera.
“Vamos a invitar a los gremios, como corresponde a un acto institucional. Después dependerá de ellos si aceptan”, explicó, por su parte, otra fuente con despacho en Casa Rosada.
En el Gobierno admiten que para el tándem Francos-Santiago Caputo, que aún hoy intenta reencauzar el diálogo, el paro fue un duro golpe interno. “Si ellos (por los gremios) siguen jugándonos mal no hay mucho margen para seguir hablando”, conceden. Y no descartan que, en un escenario de confrontación se adopten medias duras, como la que la semana pasada dispuso el secretario de Trabajo, Julio Cordero, contra el gastronómico Luis Barrionuevo, en la puja por el gremio de la Ciudad de Buenos Aires que mantenía con Dante Camaño.
Con todo, la invitación a los gremios refleja el cambio de plan en torno al Pacto de Mayo. Por empezar, la ausencia anticipada de algunos gobernadores impide avanzar en una nueva Ley de Coparticipación Federal, uno de los puntos que más les interesaba a los mandatarios que buscan procurar fondos frescos para sus provincias. “Podremos analizar el tema de las partidas discrecionales, obras estratégicas, hay más herramientas”, ataja uno de los interlocutores con las provincias que intenta darle volumen al acto del 25 de mayo.
Aunque está abierto a sumar propuestas de la oposición, hay otros nueve temas que el oficialismo propone debatir: la inviolabilidad de la propiedad privada, el equilibrio fiscal, la reducción del gasto público al 25% del PBI, una reforma tributaria, el compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales, la reforma previsional, la apertura al comercio internacional, la reforma política y una nueva ley laboral, el principal foco de resistencia de los gremios.