«Es un sueño cumplido», define Gerónimo Bukosky, de 19 años. Hace mucho que el adolescente criado en un pueblo de solo 5 mil habitantes practica la tarea diplomática en modelos para estudiantes de la ONU, pero esta semana, por primera vez, el ejercicio de la palabra dejó de ser un simulacro.
Tras una colecta solidaria con fuerte apoyo de su pueblo, Hilario Ascasubi, a 750 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, y de decenas de presentaciones para juntar sponsors, Bukosky pudo presentarse como único argentino y también único sudamericano en el IV Foro de la Juventud, un evento de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) que se desarrolla en el marco del Foro Mundial de Inversiones en Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes.
La experiencia, dirá Bukosky, fue emocionante en más de un área. Fue la primera vez en hacer un “viaje largo” solo –el vuelo duró 19 horas-, un enorme impulso a su carrera profesional –se mudó a la capital para comenzar la Licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE)-, y sobre todo la gratificación de poder expresar lo que vive la juventud con discapacidad en la Argentina y disertar acerca de soluciones innovadoras.
“En América Latina, sólo el 20% de los niños con discapacidad está escolarizado. El no acceder a la escuela luego dificulta en la vida adulta el acceso a un trabajo digno”, detalló Gerónimo en perfecto inglés ante un auditorio repleto de jóvenes de todo el mundo.
Desde Abu Dhabi, el joven se explaya por WhatsApp en diálogo con Clarín: “En la Argentina, el 91% de las personas con discapacidad se encuentra desempleada. Ese 91% no son números, son personas. Entonces, es acá donde debemos poner el foco a la hora de hablar de potenciar el factor humano. Si dejamos personas fuera, estaríamos atentando contra la agenda 2030 que promueve la ONU”.
Gerónimo Bukosky dice que la «culpable» del interés por la ONU surgió de una profesora de geografía.La elección de las palabras, así como las figuras retóricas que usa al hablar, no salen improvisadas. Fueron más de 15 simulacros ONU los que hizo a lo largo de la secundaria, emulando representar la voz de distintas naciones en los congresos que se forman para opinar.
Están los Consejos de Seguridad, la más picante de las asambleas, en la que los alumnos hacen de funcionarios de las grandes potencias mundiales para intentar dirimir pacíficamente conflictos internacionales, y también las asambleas especializadas en distintas temáticas en la que los representantes intentan influir en la agenda internacional.
Gerónimo actuó de representante de países como Jordania, Irlanda, Trinidad y Tobago, Alemania e Israel; pesos pesados y también países de menor peso geopolítico.
Gerónimo Bukosky pasea por Abu Dabi.Dice que la “culpable” de este interés en el mundo diplomático fue una profesora de Geografía, Rocío Sgaravato, y que los modelos le sirvieron para enriquecer su mirada del mundo, sacarse un poco de la vergüenza y adquirir “mayor oralidad».
¿Cómo la pasó en la ONU real? “Tuve que exponer ante unas 100 personas en inglés, que me manejo bastante bien, aunque no deja de ser otro idioma, y responder preguntas. Los nervios siempre están, más que nada cuando te toca exponer en otro idioma y responder preguntas, que no sabés por dónde pueden venir, pero para mí es un sueño que cumplí”, cuenta después del primer día de encuentro.
El objetivo ahora, para el resto del evento, será que la información que aportó quede plasmada en la resolución final, un documento que se redacta en conjunto y luego se somete a votación para delinear las necesidades y estrategias que sirven de modelo a trabajar en cada país. En criollo, si te metés en el documento, hiciste un gol para tu país.
Gerónimo Bukosky hace algunos años, cuando participaba de modelos ONU.Gerónimo asegura que lo que más satisfacción le da de estar en Abu Dhabi es poder aportar a la población joven con discapacidad. El tema discapacidad moviliza a Gerónimo desde que conoció a Fernando, un amigo médico de su padre, quien tras un accidente con su moto, quedó hemipléjico. «Empecé a ver la cantidad de barreras y obstáculos que él debía sortear, como no poder subir a todos los transportes públicos o acceder a determinadas playas”, explica.
Desde la Federación de Estudiantes Secundarios (FES), que integraba en la secundaria en Hilario Ascasubi, ya empezó a trabajar políticas estudiantiles vinculadas a la discapacidad y hoy sigue encarando el tema como voluntario y promotor de derechos de personas con síndrome de Down, trastornos del espectro autista, problemas visuales, auditivos y motrices desde la Fundación Comparlante, una organización sin fines de lucro con estatus consultivo en Naciones Unidas.
Uno de los puntos debatidos en el foro es el papel de las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, en la promoción de los derechos de las personas con discapacidad: “Desde la Fundación Comparlante creemos y apostamos al potencial de las tecnologías. Sabemos que si se implementan de manera correcta pueden ayudarnos a combatir las brechas con las que convivimos los jóvenes, creando entornos que potencien las capacidades de todo ser humano”, afirmó el ascasubense.
El camino para llegar a la ONU
Gerónimo consiguió pasaje un mes antes del Foro. Foto: Ariel GrinbergCuando Gerónimo recibió en julio la noticia de su selección entre 250 jóvenes de todo el mundo para asistir al Foro de la Juventud, la alegría fue total. Sin embargo, la pregunta era cómo iba a sortear todas las barreras económicas para viajar a Medio Oriente, un trayecto que saben los que fueron al Mundial de Qatar no es nada sencillo desde la Argentina.
El pasaje surgió gracias a una gestión realizada por la Embajada Argentina en los Emiratos Árabes, que logró que la compañía aérea Emirates le facilitara su pasaje de avión desde Buenos Aires. “Cuando nos enteramos, fue realmente un respiro”, cuenta Gerónimo.
A su vez, desde Comparlante, la ONG que Bukosky integra, impulsaron una colecta solidaria para poder solventar la estadía del joven. Y ahí fue clave el apoyo de su pueblo, Hilario Ascasubi, dentro del partido de Villarino, a 100 kilómetros de Bahía Blanca, pero también de empresas como Palo Verde y Corelite Composites que ofrecieron sponsoreo a través de la Fundación Comparlante.
“Ser parte de la discusión global es increíble”, expresa el adolescente y aclara: “No lo tomo tanto por el lado de mi experiencia personal, sino por la oportunidad de que Argentina también tenga una voz acá, en cuanto a juventud, en cuanto a personas con discapacidad”.